Cuando una empresa crece, se llena de planillas, mails, papeles y llamadas. Y llega un momento en que uno dice: “¡necesito un sistema que me ordene todo esto!”. Ahí es donde entran los ERP, que son sistemas para tener toda la información del negocio en un solo lugar.
Pero hay muchos tipos.
Podés imaginar que los ERP se distinguen por dos cosas principales:
- Dónde se usa el sistema. (en la nube, en un servidor propio)
- Quién lo hace y para quién está pensado.
1. Dónde se usa el sistema
Algunos ERP funcionan “en la nube”. No hay que instalar nada: solo entrás desde tu computadora o celular, igual que cuando abrís tu correo o tu banco online. Pagás una cuota y listo. Son fáciles de usar y no necesitás técnicos.
Otros ERP se instalan en tus computadoras o servidores. Ahí vos tenés el control de todo, pero también sos quien tiene que hacer las copias de seguridad y mantenerlo funcionando. Estos suelen usarse en empresas un poco más grandes o con más personal técnico.
También existen los ERP híbridos, que combinan las dos cosas: una parte está en Internet y otra queda guardada dentro de la empresa. Esto sirve cuando querés mantener algunos datos más reservados, pero igual aprovechar las ventajas de la nube.
Y finalmente están los ERP hechos a medida, que son desarrollados especialmente para una empresa. Funcionan exactamente como vos querés, pero llevan más tiempo y cuestan más.
2. Quién lo hace y para quién está pensado
Algunos ERP son internacionales. Los hacen empresas grandes que los venden en todo el mundo, como SAP, Zoho o Microsoft. Sirven para casi cualquier país y tipo de negocio.
Otros son locales o regionales. Están pensados para las empresas de tu país o zona. Ya vienen adaptados a las leyes, los impuestos y la forma de trabajar del lugar.
Por ejemplo
- Argentina: Tango, Bejerman, Finnegans, Colppy, YiQi, Softland.
- Chile: Nubox, Defontana, Manager+, Softland, Control2000.
- México: Aspel, CONTPAQi, Bind ERP, Alegra, Softland.
- Colombia: Siigo, Alegra, World Office, Loggro, Softland.
También hay ERP de código abierto, que son programas libres: cualquiera puede usarlos o modificarlos. Son ideales si tenés un equipo técnico que pueda adaptarlos a tus necesidades. Ejemplos: Odoo Community, ERPNext, Dolibarr, Tryton, Metasfresh.
3. Se pueden combinar
Estas categorías se mezclan. Por ejemplo, un ERP local puede funcionar en la nube; uno internacional puede instalarse en tus servidores; y un sistema de código abierto puede usarse como base para crear tu propio ERP a medida.
Por eso, más que pensar en cuál es “el mejor”, lo importante es elegir la combinación que encaje con tu empresa, con tus recursos y con la forma en que querés trabajar.
Podés tener, por ejemplo:
- Un ERP local en la nube, como YiQi o Finnegans.
- Un ERP internacional instalable, como SAP Business One.
- Un ERP open source en la nube, como ERPNext.
- O un ERP híbrido a medida, que combine un sistema base con módulos propios.
Lo importante es encontrar la combinación que mejor se adapte a tu empresa: tus procesos, tu equipo, tu presupuesto y tus planes de crecimiento.
Cómo elegir el ERP correcto
- Analizá tus procesos: identificá qué tareas se repiten y qué información se dispersa.
- Definí objetivos: ¿querés mejorar control, automatizar o escalar?
- Priorizá necesidades: qué funciones son esenciales hoy y cuáles pueden esperar.
- Evaluá presupuesto y soporte: considerá licencias, mantenimiento y capacitación.
- Pedí una demo: probá el sistema con tus datos y con tu equipo real.
En resumen:
- Si querés algo simple y rápido, lo mejor es uno en la nube.
- Si necesitás control y personalización, conviene uno instalable o híbrido.
- Si tenés procesos únicos, lo ideal es a medida.
- Y según tu mercado, podés elegir entre local, internacional o de código abierto.
Conclusión
El ERP ideal no es el más caro ni el más completo, sino el que se adapta a tu forma de trabajar y a tus planes de crecimiento. Si estás dando tus primeros pasos, una solución en la nube puede ser suficiente. Si tu empresa ya tiene varias áreas o sistemas, evaluá un ERP modular o local. Y si tus procesos son únicos, un desarrollo a medida puede ser una ventaja estratégica.
ERP son las siglas de Enterprise Resource Planning (Planificación de Recursos Empresariales). Es un sistema que reúne en un solo lugar toda la información de una empresa: ventas, stock, compras, contabilidad y más.
Porque cuando el negocio crece, se vuelve difícil controlar todo con planillas o programas separados. Un ERP permite ordenar, automatizar y tomar decisiones con datos reales.
Cuando empiezan a aparecer errores, tareas repetidas o información duplicada entre distintas áreas. Si te pasa eso, es señal de que necesitás un sistema de gestión centralizado.
Hay ERP en la nube (se usan por Internet), instalables (se instalan en la empresa), híbridos (una mezcla de ambos), de código abierto (libres y modificables) y a medida (desarrollados especialmente para cada empresa).
Depende de tu tamaño, tus procesos y tu presupuesto. Lo ideal es analizar cómo trabaja tu empresa hoy, qué querés mejorar y elegir un sistema que se adapte a tu forma de crecer, no al revés.
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